VIVA EL VINO Y LAS MUJERES (ESTRIBILLO DE UNA PEGADIZA COPLA DE MANOLO ESCOBAR. AÑOS SETENTA. Y POR ESE ORDEN)
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20 septiembre 2010

El BUC de Jaume de Puntiró en septiembre.


La estación de septiembre no es una mala época para beber un buen vino. Sin embargo, todo está azorado por el ir y venir de la vendimia, y el protagonismo de la uva y el vino nuevo, y los olores a recién cogido y las primeras savias de vida que entran en las cubas.

¿Qué vino puede uno beber en septiembre entre tanto trajín en el campo y la frenética actividad de la bodega. Por otra parte, las tardes de septiembre reflejan ese final de verano, el anuncio de otra etapa que al bosque -lejos de dormir- le despierta casi sin darnos cuenta. Un vino en esas circunstancias ha de ser especial, sin ausencia, sin devaneos en la despedida de los blancos fresquitos o el rosado estival.

Para esas tardes de septiembre aconsejo una copa de BUC de Jaume de Puntiró. Es una pequeña bodega ubicada en Santa María, con Denominación de Origen de Binissalem. Mi amigo y proveedor, Pere, lleva años ajustando a límites insospechados uno de los mejores tintos mallorquines que conozco, ideal para la tarde de otoño. Lozano en su apostura, sabio y viejo durante la conversación que se establece en su trago.

El BUC de Jaume de Puntiró es un crianza que para mí cumple para lo que ha sido hecho: tiene un color rojizo tirando a la cereza, pero con el fondo blanco se puede apreciar un borde púrpura que le otorga cambios de color sutiles y diferenciados. Supongo que por la sabia combinación de la uva autóctonona, Manto Negro junto con el Cabernet Sauvignin. La nariz aspira profundamente todos los aromas de una uva que al principio parecen claras y diáfanas, pero que basta un segundo para aspirar aromas profundos y sutiles. La estructura en boca es elegante, con ese toque algo tosco o salvaje que es marca de la casa y que personalmente me gusta tanto. El equilibrio permanece en el retrogusto, aportando de nuevo cualidades hasta el momento insospechadas. Hay un resurgir de ahumados, picante dulce y especies tostadas -tal vez azafrán- y algo que me intriga constantemente que es esa punta que se disipa casi al momento y que me sabe a regaliz, como el que compraba en una papelería camino al colegio. En septiembre. Tal vez me gusta tanto este vino por lo que me recuerda y lo que me trae. Lo recomiendo. Para esta semana.

Sigo

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