VIVA EL VINO Y LAS MUJERES (ESTRIBILLO DE UNA PEGADIZA COPLA DE MANOLO ESCOBAR. AÑOS SETENTA. Y POR ESE ORDEN)
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17 agosto 2010

Los espumosos "pink"


En estos momentos no hay quien les sople a los champagnes, cavas y espumosos varios que me encuentro por el mundo. Sólo en los últimos diez años en la isla de Mallorca nos encontramos con una colección de espumosos rosados que han dado buenos resultados y se han consolidado en el mercado. El espumoso rosado es, o debe ser, una carta de presentación de la bodega que lo impulsa. Define claramente quién lo hace y por qué. Debe aportar la variante rosada no como una curiosidad enológica, si no como una marca de la casa y la definición de un estilo de hacer las cosas. Es mi opinión, pero considero que la calidad nada tiene que ver si el color del espumoso es blanco o rosado. Lo da la talla de la materia prima y, sobre todo, de aquel que lo trabaja y crea para todos.

A veces el color lo es todo. Para mí, que los vendo, es básica la reacción del cliente cuando lo primero que ve es una botella de espumoso de color rosado y desea saber a qué sabe la diferencia. Muchas veces es eso, el color, lo único que aprecia el cliente. Es una determinación su rosado aspecto que decide todo lo demás. El espumoso rosado se hace con uva negra, al contrario que su hermano el blanco. A partir de aquí los trazos organolépticos son los que marcan la diferencia con los blancos, incluyendo notas de cata particulares y efectivas. Nada tiene que ver el color, o el proceso de creación (que es el mismo en todos los casos) si no que la diferencia viene de la variedad de uva que se emplea en su proceso. Al igual que pasa con los espumosos blancos.

Que nadie dude de que este proceso exige una dedicación y un esfuerzo intenso por parte del celler. Puedo enumerar varios espumosos rosados de la isla con una variedad de matices intenso, algunos salvajes y descarados, como un golpe de fruta fresca y verano. Otros con unos tonos sutiles y elegantes, discretísimos, que resurgen segundos después en el paladar y se queda en el recuerdo para siempre.

Si no hablara de mis vinos esta página no tendría sentido. Así que tengo que recomendarte que pruebes alguna vez el GOIG de RAMANYA. No es por que lo venda yo. Es que es muy bueno, casi tanto como la sensación que da comerse un plato de fruta pelada y cortada en una terraza que asoma al mar. O el aire fresco. Puede ir bien maridado con los postres aunque mi secreto es que lo bebas antes de empezar a comer, a modo de vermút, a sorbos pequeños con algo salado. El rosado empieza entonces a tomar matices de oro.

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