Ya sé que esto es clamar en el desierto. Ya sé que estáis hartos de leerme siempre lo mismo, pero es que no lo aguanto. No puedo soportar a toda esta gentuza que se le llena la boca de decir siempre lo mismo con respecto a los vinos de Mallorca, que si son caros, que si son pocos, que si patatín...y luego defienden al celler pequeñito, al pequeño maestro bodeguero artesano dándoles palmaditas en la espalda diciéndole: "muy bueno lo tuyo, chaval, muy bonito. Que bien que conservas las tradiciones, tú, pero te dejo que tengo que comprar el pedido del mes a un mayorista que me vende el vino de la península tirado, ¿eh? Pero tú no te ofendas, que lo tuyo es muy bonito y que bien que defiendes la tradición y la tierra y todo eso, chaval".
Y el dinero se va al otro lado del puto charco.
Como distribuidor siento vergüenza ajena ver como el trabajo de muchas familias o amigos de travesía incierta se va por el sumidero. A ver, que entre profesionales del vino aquí en Mallorca, como en todos lados, también los hay sirvengüenzas ¿vale? Que también hay mangoneo, ¿de acuerdo? Pero es que, joder, entre la ausencia de apoyos institucionales y paripé de quien tiene que dar la cara y no lo hace (estómagos agradecidos) se me llevan los demonios. Me quieres decir que hacen las grandes superficies, las cadenas hoteleras sitas en la isla, las empresas de restauración importantes, las de alimentación locales y todos esos grandes entre grandes que buscan vino bueno a cinco pesetas y todavía te pagan finalmente tres.
Estoy hasta los mismísimos de toda esta panda de mayoristas capaces de demostrar, con su hipocresía, el sonrojo provocado por la absoluta falta de interés. Mientras tanto, las instituciones duermen preoupadas por el mayo del 2011, las denominaciones de origen cabecean y maldicen el destino y los bodegueros, como siempre, peleados los unos con los otros.
Hay que joderse.
Sigo.
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